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02 marzo 2011

MATRIMONIO ESPIRITUAL

Como almas gemelas, dos gotas de agua… ¿cuál es la tuya?




Hablemos de este ¿nuevo? Matrimonio… o mejor dicho, del matrimonio de almas viejas.


Los orígenes pragmáticos del matrimonio lo situan en un convenio entre dos heteros para la supervivencia física y “sobrevivencia” de la raza humana. Una sociedad de ayuda mutua en el terreno de lo físico, lo económico, material, etc… Sin embargo, y como ya he comentado en anteriores artículos sobre pareja, parece que está en decadencia, y por tanto, dejando de ser funcional y útil… y no es cuestión de ideologías religiosas… es más profundo. Y la realidad canta por sí sola. Hoy se celebran más divorcios que matrimonios…


El arquetipo del matrimonio está dejando de ser funcional y se está viendo sustituido por un nuevo arquetipo diseñado para contribuir al crecimiento espiritual. Este arquetipo es la sociedad espiritual o sagrada: el matrimonio espiritual.


La base y premisa que se encuentra enarbolando esa sociedad espiritual es el compromiso sagrado entre ambos asociados para apoyarse el uno al otro en su crecimiento espiritual. Los que forman una sociedad espiritual reconocen la igualdad existente entre ellos y ante la Creación, el Universo, el Destino…


Estos implicados espirituales son capaces de reconocer la personalidad del alma y, por tanto, están capacitados para discutir las dinámicas que se generan entre ellos, sus interacciones, en un terreno mucho menos dependiente de las emociones que el que se da entre maridos y esposas. Ese terreno no existe en el interior de la conciencia de los que se hallan asociados espiritualmente, porque los cónyuges espirituales son capaces de ver con claridad que existe aún una razón más profunda para explicar por qué se encuentran juntos y que esa razón tiene mucho que ver con la evolución de sus almas.


Desde el momento en que los cónyuges espirituales, o sagrados, pueden ver las cosas desde esa perspectiva, se comprometen a seguir una dinámica muy diferente a la del matrimonio... Lo que convierte a una sociedad en espiritual o sagrada, es el hecho de que esas almas comprendan que se hallan unidas por una relación de compromiso, pero que ese compromiso no reside en la seguridad física. Es algo así como estar en la vida física del otro según queda reflejado en su conciencia espiritual. El compromiso de los cónyuges espirituales está relacionado con el crecimiento espiritual del otro, reconociendo que es precisamente eso lo que cada uno de ellos ha venido a hacer a la tierra, y que todo está al servicio de esa finalidad.


Los cónyuges espirituales se encuentran ligados, porque comprenden que se hallan juntos debido a que lo más adecuado para sus almas es crecer juntas. Reconocen que su crecimiento puede llevar hasta el final de sus días en esta encarnación o incluso más allá, en las que ya tuvieron juntos y en las venideras. La duración del periodo de tiempo de su asociación viene determinada por la duración del periodo de tiempo adecuado para evolucionar juntos.


Tu alma, o pareja de alma, está cerca de ti. Búscala!


No hay más camino obligado a recorrer, que el que te marca tu propio destino, ya pactado antes de tu venida.


Todas las promesas que un ser humano puede hacer no son capaces de evitar que la senda espiritual llegue a hacer reventar y a romper esos votos si el espíritu lo necesita para poder avanzar. Yo creo, que lo más adecuado para los cónyuges espirituales es que permanezcan juntos todo el tiempo en que crecen juntos, o lo máximo que deban, hasta sentir acabado ese crecimiento.


La asociación espiritual compone una dinámica mucho más libre y más adecuada espiritualmente que el matrimonio porque los cónyuges espirituales parten juntos de una posición espiritual y plena de consciencia. La manera en que los cónyuges espirituales se fusionan y hacen avanzar esa asociación constituye un tema de libre albedrío. La manera y la dirección en que avanza esa asociación se ve influenciada por el reconocimiento, por parte de sus asociados, de que son ellos mismos quienes hacen recaer sobre su sociedad las consecuencias de sus decisiones, y de que conocen la extensión total de lo que eligen.


Si observas, la mayoría de los separados/divorciados, lo primero que buscan en esa nueva etapa es, asegurarse al menos un polvo a la semana, y por otro lado, encontrar una paz reflexionada en base a conversaciones con ellos mismos y con otras personas, y con un eje temático profundo sobre el destino y porqués de sus vidas, al abrigo de un ambiente cálido de velas e inciensos en casa de una amistad… al final, eso no es otra cosa que “spiritualing”.


Y al final de esas inagotables pláticas, llega de nuevo la elección: pareja física o matrimonio espiritual.


Los cónyuges espirituales se comprometen en una dinámica de crecimiento. Y ese compromiso constituye una auténtica promesa de avanzar hacia su propio crecimiento, hacia su propia supervivencia y enaltecimiento espirituales... El arquetipo de la asociación espiritual es nuevo para la experiencia humana de muchos humanos de ahorita... pero es el MATRIMONIO DE ESTA EPOCA. EL NUEVO MATRIMONIO. EL MATRIMONIO ESPIRITUAL.


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