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02 marzo 2011

AMOR INCONDICIONAL Una historia de verdad

Bongui (Pastor alemán portuense), Pancha (Yorkshire gaditana), Dobok (Mastín Español impresionante malacitano) y Kali (Yorkshire jerezana) han sido los cuatro perros, dos machos y dos hembras, con los que hasta la fecha he amado y compartido vida... y tendré alguno en menos de dos años. Lo sé, lo siento, lo quiero. De ellos, solo la guardiana Kali anda en plenitud. La adoro.


En honor a ellos, al amor que desprenden estos animales, deseo compartiros la más bonita historia de amor incondicional que de lo íntimo pasó al reconocimiento público.


"Canelo" era un perro mestizo, adoptado por un hombre que vivía solo en la ciudad de Cádiz (España), siempre seguía a su amo por todas partes y en todo momento. El perro era su más leal amigo y único compañero de soledades. El cariño mutuo les hacía cómplices en las miradas, y hasta en los gestos... Y cada mañana se les podía ver caminando juntos, cuando el buen hombre sacaba a pasear a su amigo "Canelo".


Una vez a la semana uno de esos paseos, era hacia el Hospital "Puerta del Mar", ya que debido a complicaciones renales, el hombre se sometía a continuos tratamientos de diálisis.


Como en un hospital no pueden entrar animales, él siempre dejaba a "Canelo" en la puerta del mismo, con un: "Espérame aquí compañero". Y "Canelo" como siempre, esperaba pacientemente a su amigo.




Esta rutina se repetía cada semana. Cierto día una complicación en la diálisis, obligó al internamiento urgente del hombre en el hospital, y a los pocos días falleció. Mientras tanto, "Canelo" esperaba sin desfallecer a su amigo... tumbado junto a la puerta del Hospital. Pero su dueño nunca salió por ella.


Ni el hambre ni la sed le apartaban de esa puerta, día tras día, lluvia, viento, calor, seguía esperando fielmente a su amigo para volver a casa.


Avisada por el Hospital, la Asociación "Agaden" lo adoptó y se encargó de cuidar de él, queriéndole dar en nueva adopción, pero el perro siempre huía para volver a la puerta del Hospital,
una y otra vez, a esperar a su amado y único amigo...


La gente de Cádiz conocedora de esta historia de autentico amor, le cuidaba, convirtiéndose en el perro de Cadiz, en el perro de todos.
DOCE AÑOS, fue el tiempo que este noble perro vivió esperando el regreso de su amigo, siempre en la entrada del Hospital, con amorosa, estoica é inquebrantable paciencia.


Finalmente, el 9 de Diciembre del 2002, "Canelo" murió atropellado por un coche en el paso de peatones, que da acceso a la puerta del Hospital… un paso de peatones que él cruzó mil veces cuidadosamente. El hijo de puta del coche se dio a la huida...


Nos dejó lo único que nos podía dejar, su inolvidable mensaje de amor! Sólo vivía para reencontrarse con su amigo, y todos esperamos que lo haya finalmente conseguido.
La historia del perro muy conocida por el noble pueblo de Cádiz, no quiso que fuese olvidada nunca, por ello y en gratitud por su lealtad, dedicación y cariño, puso su nombre a la calle anexa al Hospital, pues en ella solía merodear en su interminable y fiel espera...


En ella, se puso también una pequeña lápida con esta leyenda:
" A CANELO. QUE DURANTE 12 AÑOS ESPERO A LAS PUERTAS DEL HOSPITAL A SU AMO FALLECIDO. EL PUEBLO DE CADIZ COMO HOMENAJE A SU FIDELIDAD. MAYO DE 2002.".




Su amorosa y noble mirada no ha sido olvidada, por todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo!

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