La casualidad es una causa ignorada.
Este artículo quiere rendir homenaje a quienes me enseñaron a aprender y de quienes aprendo enseñando. Estén en el lado oscuro o de la luz. Y lo primero que tuve que aprender es que: nada es casual todo es causal. Lo sé hace muchos años, lo defiendo a los cuatro vientos y lo escribo de nuevo.
Lo primero que te aconsejo hacer es preguntarte: ¿Tienes problemas de verdad?
Esa pregunta es odiosa en todo su conjunto; en el hecho de tenérsela que preguntar uno, en el hecho del uso de la palabra problema y en el hecho de unirla al verbo tener que te induce inconsciente y conscientemente a que es tuyo. La palabra “problema” nunca debería haber existido. Hay vocablos que atraen más vocablos, y predisponen a situaciones y pensamientos negativos; y uno de ellos es la palabra “problema”. Yo prefiero usar la palabra oportunidad, lección, o si te viene mejor resumirlas en otra que es mejor todavía: experiencia.
Un problema es: una situación que ofrece dificultades, que deben ser acometidas para obtener resultados; es una situación inestable y peligrosa que requiere decisión. Y de partida te predispone a sensaciones negativas.
Una oportunidad es: una participación activa en actividades, eventos, situaciones que provocarán el crecimiento personal acumulando conocimientos, destreza, habilidades y nuevas aptitudes (con -p-).
Aparentemente ambas definiciones hablan de lo mismo, y se basan en una actitud (con -c-); sin embargo, una se centra en conceptos más negativos, y la otra, te anima con solo leerla.
También he de decirte que nunca se tiene más de un problema. Jamás tienes muchos problemas. Solo hay uno.
Y según como vivamos ese UNO, así actuamos y se provocan los demás "problemas" con el resto de situaciones originadas en ese UNO. La solución radica en averiguar cuál es tu único principal problema. Es difícil encontrarlo, porque todo el mundo lo que siempre hace es buscarlo fuera de uno mismo, ya que automáticamente como acto reflejo defensivo buscamos fuera al culpable. Pues bien, nunca está allí; siempre está dentro de ti.
El problema no es por ejemplo el comportamiento de tu madre, sino la manera en que ello te afecta. Tú para defenderte, actúas de determinada forma que te provoca malestar, y ese malestar lo terminas llevando a todos los planos de tu vida. Por ello, hay gente que dice: tengo problemas en el trabajo, con mi hijo, con mi pareja, con el banco, con mi coche, de salud, etc etc… Eso es mentira. Solo tienes una respuesta errónea a una experiencia que no quieres arreglar, y eso te afecta al resto. Hay que ser suficientemente honrada para reconocer esa cuestión y valiente para resolverla. Y si no se sabe como, dejar el orgullo y analfabetismo al lado, y pedir ayuda a quien nuestro corazón elija. Y esa persona que elijas no tiene porqué ser alguien habitual en tu vida, ni alguien con amistad, ni alguien cercano, ni nada… y ni tampoco tener el compromiso de que ese alguien esté para toda la vida. Si pides ayuda, el Universo te la pondrá en el camino. Utilízala y no pienses más allá. Su cometido es ese por un tiempo. Y tampoco tengas miedo a expresar, sentir, desear, etc ya que esa persona viene a desbloquearte siendo tu espejo. Tan simple como eso.
Entiendo que ciertas situaciones te den la sensación de ser problemas a priori, por ejemplo al decirnos: Yo tengo problemas de dinero, la gente no me comprende, no tiene solución, tengo problemas de sobrepeso, no tengo trabajo, no encuentro mi pareja ideal, tengo un problema con un familiar… Pues bien, no son problemas y además esas situaciones no están ocurriendo al azar, ni en sí mismas, ni al escogerte a ti como “sufridora” de las mismas. Esas situaciones las creas tú.
Repito: La casualidad es una causa ignorada.
Paso a explicarte y te ayudo con ello, a transformar el “problema” en una “experiencia”.
Lo primero que tienes que hacer es ACEPTAR que lo que está ocurriendo es fruto de tu propia creación. Lo que pasa es fruto de una creación no consciente. No pretendo que pienses en que todos somos masoquistas, sino que pienses que experimentamos lo que pensamos la mayor parte del tiempo. Alimentando pues pensamientos de fracaso, duda, temor, negatividad, desesperanza, etc. los atraemos a nuestra vida; y por eso terminan ocurriendo.
Te pongo un ejemplo:
- Si una persona se va de vacaciones y se lo pasa estupendamente, al regresar se lo cuenta a cinco personas, e invierte en explicarlo unos 3 minutos y sin apenas dar detalles.
- Si una persona se va de vacaciones y le sucede todo mal, al regresar se lo cuenta a catorce personas, e invierte unos 21 minutos en explicar cada detalle desagradable.
Y te lo explico: Expresiones tales como “el hombre es bueno por naturaleza” estamos hartos de escucharlas. Expresiones judiciales tales como “es inocente hasta que se demuestre lo contrario” estamos hartos de escucharlas. A eso me refiero. Nosotros, los seres humanos (recuerdo que un SER es: cuerpo, mente, emociones, sentimientos y espíritu) somos puros, somos energías puras, y nos pasamos la vida contaminándonos de impurezas que tenemos que resolver continuamente. Para que te quede más claro. Si hablas con un artista que talla en madera, te dirá: yo no soy artista, no creo nada, lo único que hago es quitar los trozos del árbol que sobran para sacar a la luz la figura que hay dentro. A eso me refiero.
Estamos siempre en una frecuencia de pensamiento erróneo, de emociones confundidas, de sentimientos reprimidos, de destellos del exterior que nos calan hasta nuestros centros. Parad en la calle hoy a diez personas. Preguntadles si son ellos cada día, si ellos se dejan ser ellos, si se sienten libres ante los demás y si esa certeza la conservan las 24 horas del día. Os aseguro que muy muy muy pocos os dirían SI.
Lo que te quiero decir con todo esto es que dedicamos muchos momentos del día a estados de “hipotensión”, es decir, de falta de energía vital, porque vivimos y revivimos muchas cosas negativas.
Por ello, el solo hecho de pensar que tienes problemas, terminarán por suceder, agravarse y nacer otros nuevos problemas. Un minuto en la mente de una imagen negativa vale por miles de minutos de sucesos negativos en nuestras vidas. Mira a tu alrededor, hay más gente pensando en lo que no quiere que le suceda en su vida, que aquellas que saben lo que quieren. Por ello, el Universo te devuelve lo que tú piensas.
Y otra cosa MUY IMPORTANTE: NUNCA TE PREOCUPES, SINO OCÚPATE. San Agustín decía: te preocupas porque te ocupas antes de tiempo.
Hay que convertir un problema en un proyecto, en un desafío, en definitiva, en una EXPERIENCIA.
Mucha gente te dice: sí, si yo sé lo que me pasa, si yo lo tengo claro, si…, es decir, lo han confrontado, se han mirado al espejo y se ven así. Bien, ok. Pero no se aceptan. Es decir, no pasan a convertir ese suceso en una experiencia positiva, puesto que no saben lo que quieren. Se centran más en el “no quiero perder mi trabajo”, que en pensar en “valorar su trabajo y pensar mantenerlo e incluso ascender”.
Insisto: La casualidad es una causa ignorada.
Nada es por casualidad. Ningún suceso ocurre al azar. Ni una caída tonta, ni un latigazo cervical conduciendo, ni una pérdida de dinero, ni una mala relación sentimental… todo eso es fruto de acumular cosas que estábamos haciendo mal, hasta que rebosa y aflora ese “problema”.
A partir de ahora, no mencionaré más la palabra “problema”. Solo experiencias. Y te hablaré de las que la mayoría de las personas tienen de forma permanente en la cabeza: DINERO, COMUNICACIÓN, PAREJA Y SALUD.
DINERO
Es espíritu condensado en materia. Se obtiene en el banco de la ley de la prosperidad. Con este elemento material es fácil tratar. Dá y recibirás siete veces. Pensamientos de prosperidad generan prosperidad. Hazlo voluntariamente y desde el corazón. Y recibirás. Esta regla te hará próspero y afortunado; ahora bien, que no te pierda el lucro, porque acabará contigo. Alejandro Magno, conquistador de toda la Tierra, lo hacía para traer el mundo a los pies de su madre. Pues bien, llegando el día de su muerte, pidió un último deseo: que lo enterraran con las manos fuera del ataúd. Con ese gesto quería que todo el mundo supiera que se iba de este mundo al otro con las manos vacías, ya que todo lo material que conquistó no le sirvió para nada. Así se hizo, así lo enterraron.
COMUNICACIÓN
Para el 99,9% de las personas que hasta ahora he tratado, esta es la asignatura común pendiente. Y esa estadística seguirá manteniéndose “un rato” más. Os lo aseguro. La comunicación no se mejora con más aparatos como el móvil o sistemas como internet, Messenger, etc. La comunicación es más que un soporte. La comunicación es la intención de conectar, de vivir en comunidad y contigo misma. La gran mayoría de los fracasos matrimoniales radican en que nunca se comunicó lo justo.
Si tienes problemas de comunicación haz una lista con ellos. Date primero permiso a ti misma por tenerlos. Después, piensa que apenas nadie en el mundo tuvo en casa a nadie que nos enseñara a comunicarnos. Siguiente paso: no te critiques, ni tampoco juzgues a nadie por esa carencia, ni hagas de ello "mal de muchos consuelo de tontos".Ni tiendas a compararte con nadie. Luego piensa que según Lao Tse: un largo camino empieza con un simple paso. Tómate tu tiempo. A solas. Analiza. Escribe. Contrasta. Empieza por admitir esos miedos a comunicarte y con quién tienes miedo a comunicarte.
Una vez tengas claro (escrito) cuáles son tus miedos, qué tienes miedo a expresar y con quién tienes ese conflicto de comunicación, actúa. ¿Cómo?. Date el permiso de que en este momento no eres capaz de pasar a la acción; bien, pero, lo más importante, comprométete contigo misma que tan pronto tengas la respuesta actuarás; aunque te coman los nervios, el chantaje emocional, los "lazos" consanguíneos, el miedo a no saber expresarlo o la jerarquía familiar.
PAREJA
Y es cierto. La gente no se conoce. Mejor dicho, no se reconoce ni se quiere admitir. La gente vive con sus padres y familia en sus casas. Luego salen de esa casa para meterse en otra con otra persona, su pareja. Luego esa persona se divorcia y se vuelve a buscar cobijo entre su familia... hasta que encuentra nueva pareja, vuelve al bucle.
Entonces, yo te pregunto: ¿Cuándo coño has estado tú sola? ¿Cuándo has vivido contigo misma? ¿Cuándo?. Es decir, si no sabes lo que necesitas, como vas a averiguar lo que necesita tu pareja. Y es lógico.
Cada día hay más divorcios. Y en mi pueblo, en menos de 3 años alcanzaremos el porcentaje del 50% de parejas que no estarán juntas, y que aguantan menos de 2 años de convivencia. Es fuerte, pero es así. En mi pueblo, en la zona baja de la baja Andalucía, todavía se heredan las actitudes arcaicas. Se consagran en matrimonio como norma de higiene social, pero no de forma consciente, deseada profundamente y en plenitud de comunicación con tu pareja. Que me digan si me equivoco. Y quien me lo diga, que me explique el 46,3% de divorcios actuales, que me lo explique. No podrá. No sabrá. No tendrá ni idea.
En este sentido recuerdo un artículo de una señora chilena llamada Leonora Calderón y dedicado a su abuela Lola Hoffman, defensora desde mediados del siglo XX de los derechos eclipsados de las mujeres. Ella decía que: ningún ser humano es propiedad de otro ser humano, y que hasta que el ser humano no aprendiera a vivir su individualidad, no podría vivir en sociedad. Escribió un libro, que me terminé leyendo. Es decir, pronosticaba el inmenso número de divorcios a nivel mundial.
Con la pareja debes preguntarte a ti misma: ¿esperas demasiado?. Eso es tener pensamientos irreales. ¿Confundes roles?. ¿Qué te faltó en el pasado que quisiste sustituir con tu pareja?. A veces, la figura de un padre, a veces el amor de una madre, a veces, la compañía de tu hermano, a veces la complicidad de una amiga, a veces la inteligencia de una jefe… Eran necesidades primeras de etapas anteriores, y buscas encontrarlas en tu pareja. Quizás lo que aspiraste para ti y que nunca alcanzaste. Así pues, el problema no es de tu pareja ni de la relación, sino tuyo. A lo mejor, el miedo o vergüenza a quedarte soltera; y por ello, prefieres agarrarte a un clavo ardiendo.
Piensa que si esa persona te llena, te debe llenar desde el respeto, la libertad, tu espacio, su proactividad, su amor, entrega sin condiciones, … nadie es dueña de nadie… ni siquiera de ti misma. Un día te dieron la vida, y se te acabará en otro. Así pues, no podemos ser propietarias de nadie, ni de tu pareja.
La mayoría de las dificultades de parejas radican en los secuestros emocionales y la falta de amor que confunde roles.
Si hay amor, la pareja vivirá de por vida.
El sentimiento nace y es inmortal.
Lo mortal es la persona.
A mi alrededor, observo varias hembras familiares y en varias direcciones. Están sentimentalmente muertas; y con parejas por sistema social o por secuestro espiritual. Y digo bien, secuestro espiritual y/o/u "aliño" convencional (con el dinero que les habrá costao). En ellas y sus relaciones:
- No hay mirada, hay ceguera.
- No hay conexión, hay chispazos.
- No hay obra, hay teatro.
- No hay pasión, hay compasión.
- No hay atención, hay distracción.
- No hay contenido, hay contexto.
- No hay espontaneidad, hay guión familiar.
- No hay conversación, hay comentarios.
- No hay detalles, hay copias.
- No hay sexo, hay pajas mentales.
- No hay amor, hay chantaje emocional.
- No hay cariño, hay "araño".
- No hay día a día, hay inercia.
- No hay pareja, hay compañía.
- No hay sinceridad, hay silencio.
- No hay manos, hay puños.
- No hay palabras, hay gritos.
- No hay gustar, sino disgustos.
- No hay nada, hay menos todavía.
- No hay proyecto de vida, hay "compaña" hacia la muerte.
No busques pareja hasta que no sientas amor.
No lo precipites porque te confundirá.
No confundas amor con emociones, afectividad, cariño, amistad, comprensión, compañía, etc…
Mientras no sientas amor, disfruta de la vida y aprovecha tu individualidad. Ámate a ti primero. Pide para ti. Y cuando lo logres, te aparecerá tu pareja.
SALUD
Te animo a que leas uno de mis primeros artículos en el año 2009: CURATE.
Así, resumiendo un poco. Nada es por casualidad. Tienes lo que tienes, lo que te mereces. Bien sea porque lo pidas a la vida, bien sea porque como ocultas lo que quieres de verdad, la vida te lo dá. No manejamos el universo y tú perteneces al universo. Y el universo te da lo que provocas y lo que rehuyes.
Como habrás observado, a lo largo de este artículo he repetido intencionadamente la siguiente sentencia: La casualidad es una causa ignorada. Y ahora que acabo estas líneas, y te dejo contigo misma con esas frases repetitivas, de seguro que te estarán trayendo respuestas, conclusiones, emociones y sentimientos. ¡Toda una experiencia!
Me despido de ti diciéndote, que por algo llegaste a este blog (ejemplo: por algo entraste en Google, buscaste X palabra, entraste a mi blog y ahora lees esto)... vete tú a saber porqué... ¿por casualidad? no. Por una CAUSA, SI.
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