06 marzo 2012
FENG SHUI la medicina del Hábitat
Estos párrafos recogen las bases en las que se asientan los principios elementales del Feng Shui, que no es otra cosa que una Medicina del Hábitat holística e integradora.
•Existe un Campo Unificado de materia, energía y conciencia. Esa definición es sinónima a decir que existe un principio holográmico y que la información del 'todo' está en cada parte. Eso implica aportar una visión integral de la vida y su diversidad, es decir, una visión no parcial y no dividida, sino globalizante e interrelacionada.
•El Feng Shui es 'natural', un fenómeno energético y armónico de la propia naturaleza en relación al hombre. En todo espacio acotado, existen o se crean ocho energías distintas, y un centro conectivo con el universo. Todo ser humano tiene un 'lugar de poder' en la Tierra, un lugar idóneo que la cultura china llama 'corazón del dragón'. Pero también cualquier objeto o elemento tiene su lugar idóneo y energéticamente benéfico para la globalidad del ambiente.
•Las redes Harman y Curry no son malas sino 'necesarias'. No existe ese error de la naturaleza, pues la red del campo de fuerza de la gravedad es natural, una rejilla energética necesaria para la cohesión de la materia. Esas redes magnéticas están vinculadas a la evolución de Gaia y sus tres reinos, incluida la evolución del hombre. La Tierra no es patológica. Lo alterador de las supuestas ‘geopatías’ depende de la dosis o intensidad de las redes, y del estado de salud psico-bio-anímica de los seres humanos del lugar.
El espacio, cualquier espacio, contiene improntas, trazas o información, que son memorias del pasado, fuerzas psíquicas de habitantes y vivencias. El espacio que nos rodea puede estar saturado de información y memorias, o puede estar libre de ellas, un espacio vacío y fresco, donde pueda darse la evolución, el crecimiento de la vida, la libertad y la plenitud.
•Todas las energías existentes, más densas o más sutiles, están en relación a la conciencia humana. Las emociones, los pensamientos y la calidad ética y anímica de cada individuo, influyen sobre los campos energéticos y sobre los campos mórficos que nos rodean. A la vez, las múltiples energías de la Tierra influyen sobre el proceso evolutivo humano, sobre su cuerpo, su psicología y su alma.
Los campos mórficos se pueden entender como campos de información, o campos de comportamiento, o campos estructurales. La cultura y el inconsciente colectivo, los mantras, el marketing y los egrégores son también 'campos de información'. Los campos mórficos procedentes del arte también emiten información. Todos estamos inmersos en múltiples campos de información, somos sensibles y reactivos, y sintonizamos con algunos de esos códigos estructurantes.
•Cada espacio, casa o habitación tiene una fuerza energética única y peculiar. Todo espacio es 'un ser vivo', con un carácter propio. La energía de sus habitantes, su calidad anímica y su psicología, la luminosidad y cromatismo, su ambientación y su funcionalidad, crean el carácter único de aquel lugar. Por tanto, cada espacio necesita ser diagnosticado de una forma diferenciada. En un mismo edificio, los pisos de las distintas plantas con la misma distribución, tienen energías completamente distintas unos de otros.
•La geometría y la luz son principios activos y resonantes. No existe una forma sin un color, aunque sea transparente. Cada forma creada, cada diseño y cada color, genera un campo de fuerza, una ondas de forma y unas frecuencias lumínicas, que se expanden a su alrededor.
Por tanto, el arte, la artesanía, la simbología, la arquitectura, la decoración… son grandes elementos resonadores. Si emiten cierta clase de energía, pueden enfermarnos o pueden sanarnos. La estética no es estática. Igual que los arquetipos de la Geocromoterapia, toda forma y todo color genera campos de información y de energía a su alrededor que resuenan con nuestra psico-biología y la transforman.
•Existe una ley de sintonía, de empatía y de acoplamiento de frecuencias, que une o vincula lo interior y lo exterior, el caos y el orden, la armonía y la desarmonía, lo material con lo energético. Esto es lo que le da sentido al bagua o esquema energético del Feng Shui, sintonizando el espacio y su habitante, lo interior y lo exterior, lo energético y lo material.
Un terapeuta integral del hábitat ha tener una gran coherencia en su trabajo y no realizar de forma inconsciente o trivial ninguna lectura energética, diagnóstico, armonización o asesoramiento de un hábitat, ya sea privado o laboral. Desde la física cuántica y la visión psicológica transpersonal, hoy podemos ver la vida, la medicina y el arte de una forma integral, holística y holográmica. La evolución siempre es irreversible: cuando se ha alcanzado un grado de comprensión y coherencia, ya no puede ignorarse o invertirse.
Cuando se ha entendido y vibrado la globalidad integral, no se puede volver a la visión esquizofrénica, dual o dividida de la Vida. Un buen asesoramiento de un hábitat implica tener en cuenta simultáneamente los múltiples factores resonantes.
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