Querida mujer,
Vengo a ti con el compromiso de haber encontrado la verdad y decírtela abiertamente. Siento un profundo amor, respeto y un sentimiento creciente de adoración por lo femenino.
También siento una profunda tristeza por las acciones destructivas de mi inconsciente masculino en el pasado y presente. Quiero pedirte disculpas y reparar esas acciones, a fin de dar a la luz una nueva era de co-creación contigo.
Al ser yo, cada vez más consciente, me doy cuenta del rol de las energías masculinas y femeninas, dentro de mí, en ti, y en toda la vida.
Se que todos tenemos acceso a este espectro de energías masculinas y femeninas.
También siento un creciente despertar a una dimensión más allá de todas las dualidades, libre y abierta… como el cielo.
Me comprometo a vivir y administrar mi masculinidad de una manera que nos honre y celebre como iguales.
Juntos podemos construir grandes milagros, tratándonos con reverencia y respeto, y adorando la divinidad expresada tanto en la energía masculina como en la femenina.
Como hombre, la relación en el pasado con lo femenino ha tenido una gran componente de inconsciencia, por ello, siento una enorme pena por tanto tiempo en el que la energía femenina la haya yo mal gestionado, a veces anulado y subestimando. Ahora, entendida y pagada esa pena, deseo decirte querida mujer, que somos uno, parte de ti y parte de mí. Que en el duelo de este tiempo, la verdad anidó en mi ser, y con humildad, respeto y perdón vengo a decirte con estas palabras.
Querida mujer, ahora se lo que es ser mujer, ahora se quien eres, ahora estás en mi conciencia.
Puede también que no solo yo hubiese sido el autor de ese comportamiento ignorante, puede ser también que tú fueras co-creadora de esas vivencias, uno activo y otro pasivo, sujetos ambos de la misma realidad. Pero soy consciente de que pudo ser tu lado masculino el que te jugara esa mala pasada, que sumado al mío, se convirtieran en verdugos implacables de una mala gestión relacional.
Pero ahorita soy consciente de ese malentendido, de ese daño si hubo, originados por las fuerzas inconscientes del ego de la psique masculina, que parecen haber sentido el miedo al poder de las energía femenina, y por ello quiso dominar.
Todo tiene un recorrido, y ya no vive en mí aquel, sino una hermosa conjunción de lo femenino y masculino que ahora pide las disculpas más grandes en nombre del que es ahorita y del que fue. Te pido disculpas.
Me disculpo por arrastrarte en mis palabras, porque te duela mi espalda, porque tuvieras cicatrices allí donde me hirieron a mí. Pido disculpas porque te tocara llorar mi sufrimiento. Pido disculpas.
Me comprometí a haber sentido dentro de mí ese profundo dolor hasta hoy, y lo dejo marchar! Te perdono también por tus reacciones a mis reacciones. Como me perdono a mí también por haber caminado dormido.
Elegí ya no contribuir jamás con esas fuerzas, apartadas quedaron ya de mi vida, y apartadas suficientemente lejos como para ofrecer mis disculpas, con la esperanza de poder comenzar de nuevo un espíritu de co-creación.
Me comprometo a honrar la espiritualidad basada en la divinidad femenina, que tan alejada la han mantenido las religiones, culturas y sociedades a lo largo de la Historia, y basadas en la dominación.
Honro tu profunda conexión con la Tierra. A la que me has mostrado pertenezco y a la que debemos adaptarnos con todas sus circunstancias.
Honro a tu intuición y a la manera de escuchar.
Honro la humildad de tu sabiduría.
Honro tu hermosa capacidad de sentir. Honro tu sensibilidad.
Honro tu voz, tu caminar y tu sombra.
Honro la belleza de tu cuerpo y la integridad de tu Ser.
Honro el cobijo que das y tu capacidad de prestar atención.
Honro tu aquí y ahora.
Honro tu mirada, tu semblante y tu expresión.
Honro tu ser como pareja.
Honro tu sentido de la justicia compasiva. Honro tu capacidad para la resolución pacífica de los conflictos. Honro tu capacidad para disculparte con eficacia y perdonar con gracia.
Honro tu intimidad, tu espacio, tu silencio, tu tiempo y la dimensión en la que te manejas. Honro tu individualidad en todo eso.
Te honro como madre.
Honro tu corazón, tu alma y tu amor.
Honro tu destino.
Te Honro con Devoción por traerme el corazón.
A partir de hoy me comprometo a honrar tu corazón como un Templo Sagrado, y me comprometo a honrar lo femenino en ti, en mi, y en relación con toda la vida.
Sé que solté las manos al pasado, y ahora me toca intentar tomártela de nuevo para el presente… pero eso, con respeto, también depende de ti.
Querida mujer, te honro
2 comentarios:
Hermosas palabras. Hoy me siento mas honrada que nunca por ser mujer y tus palabras acompañan mi estado, este momento. GRACIAS, TE AMO♥ Karen
Gracias por esas palabaras tan sabias, tan sanadoras para mi y para toda la existencia de la mujer en éste mundo.
Rose
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