Buscar

11 junio 2011

LA ENERGÍA EN LAS RELACIONES



Origen y función

La energía de campo no es otra cosa que la energía recibida a través del interno del hombre, actuando a través desde las distintas plataformas psicológicas en que el hombre actúa y responde al mundo. Esta energía permite al ser humano controlar y modificar el medio ambiente en que se mueve, le permite controlar las situaciones en las que vive, y simbólicamente hablando, le da un lugar dentro de la sociedad humana. Poseer escasa energía de campo, es estar expuesto a que las condiciones lo dobleguen, controlen su vida, y tal vez, hasta la sociedad lo aparte de sí misma.

Presión

Hablando en términos simbólicos, cada persona, por el hecho de mantener un cierto espacio vital y un cierto campo social, ejerce una presión sobre la atmósfera psíquica de los demás. Cuando una persona camina lo hace desde el centro de su campo social y de su espacio vital; cuando interacciona con otras, sus campos sociales se interceptan y la presión existe.

Si las personas son capaces de manejar estas presiones de una manera positiva, es posible establecer una relación sana; digamos, por ejemplo: si hay un exceso de temor, o una clara insuficiencia de autoconfianza, entonces la persona evitara cualquier roce social, se aislará en algún rincón de su casa y evitara salir, precisamente como un acto de defensa hacia estas presiones que ella siente de parte de las demás personas, hablamos entonces de un ser que carece de su energía de campo; es por lo tanto muy importante entender la forma, en como la energía de campo puede ser activada, rehabilitada y fortalecida en los seres humanos.


Efectos de la escasez de energía de campo

Dado que estamos viendo desde un punto de vista ecológico a las relaciones humanas, podríamos establecer una analogía diciendo, que las personas que carecen de esa energía de campo, son aquellas que pueden convertirse en fácil presa de los depredadores, carecen de recursos de defensa y prefieren esconderse, a enfrentar las circunstancias de la vida cotidiana.

Así como es posible observar a una serie de animales en la naturaleza, que se esconden de sus depredadores para no enfrentarlos y hacen de esto su técnica de sobrevivencia, así podríamos observar que en las sociedades humanas, aquellas personas que se esconden o que evitan el contacto social, son justamente las que carecen de medios de defenderse de lo que ellas consideran agresiones de parte del resto de los seres humanos.

Toda interacción entre personas es un intercambio de energía

Toda transacción social o interacción entre personas, da origen a un intercambio de energías; cada palabra que se cruza no es otra cosa que un vaivén de energías, en donde ambas personas pueden verse enriquecidas, o bien, pueden verse ofendidas y dañadas.

El estudio de las relaciones humanas nos permite ver, que las personas que poseen un fuerte campo social, son personas que fácilmente interaccionan con el resto y pueden sacar ventaja de estas relaciones; igualmente pueden convertirse en depredadores de aquellas otras personas que poseen escasa energía en su campo social; si esto es así, la relación rápidamente podrá convertirse en un tipo de agresor y víctima, sin embargo, esto es el resultado de las diferencias en el contenido de energía de campo social.

Dado que esta energía no necesariamente corresponde a una evolución espiritual, sino simplemente a una combinación de experiencias y cultura que la persona acumulo a lo largo de su vida actual, es posible entender que las personas que triunfan en sus empresas o en sus relaciones personales, son aquellas que han aprendido a extraer de su interior la mayor cantidad de energía, para ser aprovechada en sus relaciones sociales.



Extraer energía del interno: la autoestima

La clave para poder extraer ilimitadamente energía del interno tiene que ver con las creencias básicas fundamentales que el individuo tiene de sí mismo: la autoestima. Esto es un factor clave e importante para proveerse de una cantidad respetable de energía, por esta razón, dentro de las terapias, es fundamental explorar las creencias que una persona tiene de sí misma, tratar de restablecerlas y fortalecerlas, como un medio para revitalizar los campos sociales y el espacio vital del individuo.

La clave del éxito: disponer de la mayor cantidad posible de energía

Siguiendo con el análisis de las energías de campo, podríamos observar que los seres humanos que han alcanzado el pináculo del éxito en sus distintas empresas, son aquellos que disponían de una mayor cantidad de energía, y si colocáramos, simbólicamente hablando, en una pirámide a las personas, de acuerdo al grado de éxito que hayan alcanzado, observaríamos que es la energía que poseen, el factor que distingue a las personas de la cúspide, de aquellas que se encuentran en la base, es decir, las relaciones humanas serán mejor entendidas, cuando se analice la cantidad de energía y las transacciones de esta energía, que se establece en todas las relaciones humanas.

Decíamos que la energía de los campos es el factor determinante para el éxito de un individuo; si por éxito entendemos, los beneficios que obtiene de su asociación con otras personas y derivados de la conducta que él sigue en la sociedad en que se desenvuelve.

De una manera muy sutil, cada ser humano imprime una cierta presión sobre el campo social de los individuos que le rodean; psicológicamente hablando, esa presión que efectúa sobre los campos sociales del resto de los individuos, se debe a su búsqueda de caricias, a su búsqueda de satisfacciones personales, cada quien desea obtener el máximo de una relación con otra persona, ya sea a través de caricias, ya sea a través de apoyos, o bien a través de múltiples interacciones en donde él se afirma en sus valores personales.

Permanente interacción entre los seres humanos

Así pues, la sociedad humana no es otra cosa que una continua y permanente interacción entre individuos, que puede ser vista, o bien como intercambio de energía, o bien como presiones que hace cada uno de los campos sociales en el resto; esto determina entonces un panorama totalmente diferente de las relaciones humanas, hablamos de una lucha por conseguir satisfacciones personales, una lucha en búsqueda de "caricias".

Cuando un ser humano aprende que el nivel más alto de una relación se obtiene cuando él puede obtener caricias de otra persona y a su vez proporcionarle otras, cuando se ha alcanzado esa convicción y capacidad para mantener la relación en un intercambio de caricias, sin menoscabo de nadie, decimos entonces que la relación ha alcanzado un nivel de simbiosis, ambos salen beneficiados y la relación puede continuar permanentemente.

El problema empieza cuando un ser humano que busca caricias no aprende a darlas, cada quien es bastante capaz para detectar sus propias necesidades, pero es bastante ingenuo para detectar las necesidades de las personas que lo rodean, y no solo eso, no son únicamente las caricias lo que el ser humano intercambia en las relaciones, están también las ofensas, una ofensa daña el campo social de la persona, lo contrae; cada vez que esto ocurre las personas corren, psicológicamente hablando, a refugiarse en su espacio vital, se alejan del campo social en que se estaban moviendo, e inmediatamente construyen una muralla que impide el acercamiento nuevamente entre las dos personas.


El origen de las ofensas

Las ofensas nacen de la incapacidad que tiene cada ser humano para comprender a los demás en su permanente búsqueda de caricias, las ofensas sirven únicamente, o bien para reclamar un derecho que no se tiene, o bien como un método para lograr alguna reacción que en su pobre opinión pueda representar una caricia.

Las ofensas te roban energía si la persona lo permite. La conducta de un ser humano se deriva de una educación que fue asimilada a lo largo de muchos anos, esa educación consistió en asimilar una serie de herramientas y recursos psicológicos, a fin de conseguir lo que se desea de las demás personas; en ocasiones se usa la adulación, en otras la mentira, en otras la intriga, y en otras más, la fantasía.


La influencia de la autoestima

Todos estos recursos el ser humano emplea magistralmente a fin de obtener un status mejor dentro de la sociedad en que se mueve, pero analizando lo mas interno de cada persona, es fácil observar que mientras más baja autoestima posea determinado individuo, mayor será su necesidad de barreras psicológicas de defensa y de una conducta que impida al resto de los seres humanos, llegar a esos terrenos en donde él se considera indefenso.

Muchas veces la agresión no es otra cosa que un mecanismo de defensa para evitar el contacto intimo entre dos personas, ambas se sienten temerosas e indefensas en sus espacios vitales y logran a través de una conducta agresiva, alejar a quienes consideran intrusos; todo esto nace de una muy pobre apreciación de sí mismo, todo esto nace de tener una escasa energía en su espacio vital, las creencias que fueron sembradas en su primera infancia son tan débiles, que lejos de provocar el fortalecimiento interior, han provocado una anemia psicológica en donde se carece de los valores necesarios que constituyen el puente entre el espacio vital y ese centro ilimitado de energía que hemos llamado el campo de la psiquis del yo.

Las creencias positivas: conductos de energía

Cada valor interior, cada creencia positiva que un ser humano ha fabricado en su interno, representa un conducto de energía que le permite extraer la vitalidad y la voluntad necesaria para seguir caminando dentro del campo social; mientras más francos, abiertos y amplios sean estos conductos energéticos, la persona se mantendrá más firme y sus pasos irán decididamente hacia el éxito de todas sus empresas.

La fabricación de estas creencias fundamentales en las psiquis de todos los individuos, debe ser uno de los requisitos básicos en las terapias de tratamiento psicológico.

Una persona incapaz de mantener una sana relación con otra persona, deberá buscar sus raíces en sus creencias fundamentales y deberá analizar si lo que realmente está evitando, es llegar a un contacto íntimo con la otra persona.

Así pues, vives en permanente transferencia de energía. De ti depende que vacíes o llenes el depósito en extremos, o te mantengas en armonía en todos tus centros energéticos. Y de ahí se derivará tu capacidad de relacionarte, de respetar y ser respetado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario