05 mayo 2011
CAPACIDAD PARA AFRONTAR RESPONSABILIDADES
Una escala de la felicidad es aquella en que cada peldaño representa un cierto nivel de satisfacción personal; derivado de las relaciones que se mantienen con el resto de los seres humanos, y la satisfacción personal de ir resolviendo adecuadamente las responsabilidades que cada persona se ha impuesto en su vida privada.
Ahora bien, dado que la interacción de un hombre con sus semejantes depende de la cantidad de energía de que dispone en su campo social y en su espacio vital, podemos decir entonces, que el incremento de esta energía permitirá a todo ser humano, interaccionar de una manera más libre y con mayores probabilidades de éxito con sus semejantes.
Por otra parte, la habilidad para planear su vida aceptando o rechazando responsabilidades, de tal forma que se mantenga un equilibrio entre lo que puede cumplir y lo que acepta de responsabilidades, depende en gran medida de la preparación obtenida en el transcurso de su educación infantil y de la autovaloracion interior.
No es difícil darse cuenta de que a medida que los seres humanos van madurando, van adquiriendo una serie de responsabilidades propias de su edad. Tampoco es extraño darnos cuenta que algunas personas parecen tener una mayor capacidad para asumir responsabilidades mayores, mientras que otras parecen incapaces de resolver aun las indispensables.
¿Cuáles son los factores que determinan esta mayor o menor capacidad para afrontar responsabilidades?
Definitivamente, la aceptación de un compromiso va ligada al grado de madurez interior que se tenga, va ligada al conocimiento que una persona tiene de sí misma, y en gran medida, esta también influenciada por el grado de satisfacción personal que una persona recibe al sentirse útil en la sociedad.
La persona abrumada por las tareas que debe hacer, es alguien que generalmente no ha sabido equilibrar las necesidades propias de su espíritu para obtener una libertad al menos temporal, para disfrutar de sus placeres internos, con aquellas actividades que representan sus obligaciones sociales.
En el mismo sentido, una persona que trabaja a disgusto, estará gastando un sin número de energía buscando cumplir con el mínimo exigido por la sociedad, mientras su mente trata infructuosamente de escaparse de ese momento, refugiándose en recuerdos o imágenes que únicamente le dan una satisfacción imaginaria y temporal.
De todo esto resulta una pobre calidad de trabajo y una frustración interior por no conseguir la libertad que desea para satisfacer sus placeres interiores.
De aquí la importancia que debe tener para todos, el entender que dentro de sus actividades personales, deben dejar espacio siempre para sus momentos internos de soledad y meditación, para plantearse preguntas acerca de su vida y de los motivos que lo impulsan a hacer tal o cual cosa. Los momentos de meditación solitaria deben ser hábitos que se inculquen a los niños desde pequeños; dejar a los niños que piensen, es darles oportunidad a que su espíritu emprenda el vuelo y descanse regocijándose con las energías que se respiran en esas alturas.
Aconsejar a los jóvenes a asumir responsabilidades, únicamente cuando se tiene una clara idea de las implicaciones, es igualmente darles oportunidad a que su vida sea planteada de acuerdo con la madurez que se requiere para vivir equilibradamente.
Y finalmente, en edad adulta, darse tiempo para meditar solitariamente, representa reencontrar la puerta hacia ese ser interior, que tiene igualmente necesidades de expresar sus deseos y de plantear su vida.
Las tareas externas del hombre nunca deben ser tan numerosas que lo priven de la satisfacción de estar consigo mismo, aunque sea unos cuantos minutos en el día.
Una vez más, meditar te ayuda a otra cosa más: afrontar responsabilidades.
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1 comentario:
Gracias Pepelu por aconsejar en este tema, es verdad que a veces uno se siente abrumado por tantas actividades y NO damos prioridad a uno mismo y peor si no sabemos manejar las situaciones por que tiene un efecto negativo en el autoestima.
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