(Dedicado a una necia virgo...)
Hay quienes sienten amor, pero no saben amar.
Muchas veces nos preguntamos: ¿qué es lo que realmente pasa?¿por qué esa persona que amamos y sabemos que nos aman no logra expresarnos ni hacernos sentir ese amor?... ¿será que no es tan intenso como creemos puede serlo?... ¿o tal vez es que no sabe dejarlo salir de su corazón?...
No podemos dudar del amor de papá y mamá, ni el de los abuelos, tíos o de aquellos que podemos llamar amigos, pues es un amor que aunque muchos no lo sepan manifestar, existe y habita en el corazón. Tal vez, lo que pasa es que en su historia personal de fondo podemos encontrar que nadie les enseñó a amar.
El amor se siente, pero a expresarlo se aprende, y con cada pareja es diferente. Muchas veces nace y crece en lo más profundo y oculto del corazón; pero nunca nadie nos enseñó a encontrar la llave que abriera esas puertas y dejara salir y expresar libre ese amor. Porque hicieron falta desde la niñez los abrazos y mimos, o escuchar muchas veces para aprender a pronunciar esos TE AMO. Tampoco se dieron y ofrecieron nunca los detalles, ni se crearon los espacios para los juegos tiernos y caricias que en silencio gritan: eres lo más hermoso y valioso que tengo en la vida.
Sentir amor y no expresarlo, duele tanto como necesitarlo y no encontrarlo, porque ante ese vacío afectivo del corazón, la razón se apodera de los sentimientos e intenta dominarlos con el pensamiento, asumiendo que es mejor dejarlos dormidos que despiertos, para evitarnos después debilidades y lamentos.
El amor nace y se instala en lo más profundo del alma. Los seres humanos hemos sido creados por Dios desde el amor, por amor y para el amor; simplemente que para aprender a expresarlo hay que sentirlo, recibirlo, experimentarlo, retroalimentarlo… Y a muchos, a lo largo del camino esa oportunidad no se les ha dado, por eso cuando se trata de sentimientos se vuelven prevenidos; y creen plenamente, que lo mejor es evitarlos o reservarlos. Lo que no quiere decir, que muy dentro de sí no sientan por ti ese amor que le da razón de ser al vivir.
Por todo esto es válido decir, que sentir amor no siempre significa saber amar. Y no podemos permitir que en este mundo actual, en el que las relaciones se quebrantan con facilidad, y los hijos crecen lejos de papá y mamá, nuestros niños y jóvenes sientan que no tienen quien les enseñe realmente a amar, y por eso busquen en sitios equivocados, lo que pueda colmar el vacío de su corazón, para no seguir con esta cadena de desamor de generación en generación.
Duele amar a alguien y no ser correspondido, pero más doloroso es amar a alguien y nunca tener el valor para decirle a esa persona lo que sientes. Tal vez Dios quiere que conozcamos a unas cuantas personas equivocadas antes de conocer a la persona correcta, para que al fin cuando la conozcamos, sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo, y estar preparados para valorarlo como debe ser. O lo que yo creo más bien: ama lo que vives con la persona y no ames a la persona.
Una de las cosas más tristes de la vida, es cuando conoces a alguien que significa todo, que darías tu vida y todas las necesarias para que sea feliz, solo para darte cuenta al final que no era para ti y la tienes que dejar ir. Por eso, porque no amas incondicionalmente, y porque amaste a la persona en vez de amar las experiencias que con esas persona tuviste.
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra puerta se abre, pero algunas veces miramos tanto esa que se cerró, que no vemos la que se abrió frente a nosotros. Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos. Es decir, empieza a asimilar la diferencia entre apego y amor.
Darle todo tu amor a una persona nunca te da la garantía de que te amará, pero no esperes que te amen, solo espera que el amar crezca en el corazón de la otra persona, ya que así será feliz y eso es lo que importa, pero si no crece sé feliz, porque creció en el tuyo. Por eso, porque debes amar lo que cocreas con esa persona, y no a la persona.
Hay cosas que te encantaría oír, que nunca escucharás de la persona que te gustaría que las dijera. Nunca digas adiós si todavía quieres tratarte. Nunca te des por vencido, si sientes que puedes seguir luchando. Nunca le digas a una persona que ya no la amas si no la puedes dejar ir. Todo eso es codependencia... no es amar.
El amar llega a aquel que espera aunque lo hayan decepcionado. A aquel, que aun cree, aunque lo hayan traicionado. A aquel, que aun necesite amar, aunque antes haya sido lastimado; y a aquel, que tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo, y buscar nuevos caminos y nuevas pasiones. Eso es amar y no el te amo.
El principio del amor es dejar que aquellos que conocemos sean ellos mismos, y no tratarlos de voltear con nuestra propia imagen, porque entonces solo amaremos el reflejo de nosotros mismos en ellos.
No vayas por las bellezas y las riquezas, porque aun eso se pierde. Ve por alguien que te haga sonreír, que te haga sentir bien, alguien que valga por dentro, porque basta tan solo una sonrisa para hacer que el día más oscuro brille. No ames a la persona, experimenta amar con ella.
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